micra

Acercó su cara a la ventana hasta apoyar su frente contra el cristal empañado por las lágrimas que, aún calientes, se escapaban de sus ojos. Hubiese dado la vida por poder atravesarla.

Desde hacía algún tiempo, había aprendido a ignorar las señales y el dolor punzante, agudo, que día tras día le recordaba que aún seguía viva...para ella, ya no tenía sentido. Había decidido encerrarse allí, sola, con la firme intención de que el tiempo acabaría por curarla o, al menos, suavizar los efectos de la soledad y la desesperación que sentía cada vez que respiraba. Siempre supo que no sería una buena solución, siempre estuvo convencida de que, a pesar de intentarlo cada minuto, sólo conseguiría lamentarse de no haber saltado aquel día.

Ya era tarde. Quería creer que era demasiado tarde, que ya no había nadie esperándola. Necesitaba creer que ya era tarde para saltar. Necesitaba creer que la puerta se cerró aquel día...aquel día en que ella cerró su corazón....pero necesitaba sentir que aún seguía latiendo, aunque ni siquiera un leve rumor rebotara ya dentro de su cuerpo...

Algo golpeó la ventana desde el otro lado rajando el cristal, dejando que por primera vez en aquel tiempo, el aire limpio lavara la habitación...dejando que por primera vez, ella pudiera volver a respirar...

Y comezó a escuchar un tímido latido dentro de sí...