micra
No ha pasado un solo día en el que no te haya echado de menos.

A veces, me siento aquí, como ahora mismo, en este mismo sillón, y cierro los ojos tratando de verte, probándome a mi misma que sería capaz de dibujarte sin errores todo este tiempo después. Tiempo que parece no haber pasado nunca.
Sigo sintiéndote cerca. Como si nunca te hubieras marchado. Y hay noches, en las que puedo olerte.

No se me ha olvidado
.”

Estaba releyéndolo por sexta vez. Pensaba que ya jamás volvería a saber nada de ella. Siempre que lo había intentado, no había conseguido volver a encontrarla. Al otro lado, sólo había frío.
Notaba el pálpito de su corazón bajo el pecho. Si estuviera de pie, seguramente le estarían temblando las piernas.
Había deseado volver a verla desde el segundo siguiente a perderla de vista aquella última vez, y aún llevaba su mirada con él. Había querido mirarla a los ojos cada noche antes de irse a dormir.

Se levantó de la silla y fue a hacerse un café.
Él tampoco lo había olvidado. Podría describir todos y cada uno de los días que habían pasado juntos, minuto a minuto si fuera necesario. Él, algunas veces, también notaba su perfume en la habitación..

Se sentó frente al teclado.